La representación de la mujer en la obra de Picasso es uno de los temas centrales tratados en el corpus del pintor, aunque lo cierto es que hasta ahora no se ha analizado la presencia femenina en sus escritos y poemas. En las pinturas y dibujos picassianos, la mujer es omnipresente, en especial, en los retratos de mujeres reales que formaron parte de la vida cuotidiana del artista, aunque la presencia en los escritos de todo lo que abarca lo femenino presenta una gran multiplicidad y complejidad de representaciones e incluye numerosas tipologías.
Este fue el tema que centró la sexta sesión del Doctorado Picasso. Lecturas ginocéntricas de la obra de Picasso del pasado 15 de febrero. La codirectora del Doctorado, Androula Michael, profesora de Arte Contemporáneo de la Universidad Picardie Jules Verne de Amiens y directora del centro de investigación en arte y estética de esta universidad, exploró en su ponencia cómo se manifiesta la feminidad en los poemas y las obras de teatro picassianos. En los escritos del pintor podemos encontrar a menudo figuras femeninas aunque, según Michael, lo femenino va más allá de la simple presencia de las mujeres y se extiende a conceptos más genéricos relacionados con el erotismo, el amor, la amistad o la alteración del género.
Aunque la tipología de la feminidad en los escritos picassianos es muy extensa Michael logró hacer un repaso de algunas de ellas. Encontramos, por ejemplo, muchas chicas o niñas, como las que protagonizan el texto Les quatre petites filles (Las cuatro muchachas): Yvette, Paulette, Sylvette y Jeannette. Se trata de niñas que afloran bajo diversas formas como por ejemplo «la niña coquillage» (la niña concha). Otras alusiones a lo femenino se refieren a «la mujer que llora» (en pintura personificada en Dora Maar), pero que de hecho significa el sufrimiento de las mujeres en las guerras como es el caso de su representación en el Guernica. Asimismo, podemos encontrar figuras literarias como La Celestina, Isolda, Carmen, Ofelia de Hamlet…; mitológicas como Venus, o bien de religiosas como la Virgen María o representaciones de monjas. De la misma manera, lo femenino también puede ser usado para blasfemar: «La marquesa de culo cristiano echándoles un duro a los soldados moros defensores de la Virgen».
Y por lo que se refiere a las mujeres reales, que de una manera u otra, son importantes en la vida de Picasso, ¿cuántas de ellas aparecen en sus escritos? Al contrario de lo que pasa en sus pinturas, más bien pocas. A la primera esposa legal del pintor, Olga Khokhlova, ni se la menciona, aunque, por otro lado, se la evoca como una «arpía amenazante». Tampoco se menciona a Dora Maar. En cambio, sí se nombra a Marie-Thérèse Walter aunque con sus iniciales: MT. En algunos poemas, MT es «la flor más dulce que la miel»; es «mi fuego de alegría». Estas son pues las auténticas y tiernas declaraciones de amor que hace Picasso a su joven amante. Más tarde, en un texto del año 1951, Picasso alude a la vida familiar con Françoise Gilot y sus hijos, Claude y Paloma, cuando estaba escuchando los sollozos de la pequeña en el jardín y su voz «muy dulce» mientras juega. En un dedicatoria a Gilot del mismo año declara: «Para ti, Françoise Gilot mi mujer amada y madre de nuestros hijos Claude y Paloma que tanto quiero».
En los escritos de Picasso la feminidad también se relaciona a menudo con la fuerza, el amor y la sexualidad. Las protagonistas de Les quatre petites filles son dulces pero a la vez fuertes y activas. «En Picasso lo femenino genérico es capaz de todo y la presencia del amor es omnipresente», asegura Androula Michael. Otro rasgo que se manifiesta de tanto en cuanto en los textos picassianos es la alteración y confusión entre géneros, así como las superposiciones de la identidad sexual. Un ejemplo muy claro de ello se manifiesta en las Les quatre petites filles, cuando la más joven de las muchachas «sortit sa queue et pissa dans le potage» (se sacó la colita y se meó en la sopa). «Picasso juega con la permutación de géneros, entre lo masculino y lo femenino, en una serie de estrategias para liberarse de la identidad fija», añadió Androula Michael. De la misma manera, esta estrategia se manifiesta también en algunas obras plásticas: en dos páginas de un carnet de Picasso del año 1963 encontramos dos figuras en las que se superponen, de forma clara, los rasgos masculinos y femeninos, en una especie de criatura en la que conviven ambos sexos. «Se podría firmar que la feminidad en los escritos de Picasso es performativa y cambiante, no es algo fijo ni definitivo», subrayó al final de su intervención Androula Michael.
En la misma sesión, la artista, performer y doctoranda del curso Daniela Callejas mostró tres vídeos, creados por ella misma, en los que hace las veces de rapsoda de poemas de Picasso de una manera muy especial y usando la simultaneidad de relatos. Callejas explicó que había constatado la influencia de la idea de la feminidad en Gertrude Stein en los poemas de Picasso. En su interpretación del poema del 24 de diciembre de 1935, Callejas utiliza la imagen de manuscrito del texto y recita el texto con la superposición de las palabras que fueron tachadas y borradas. En el vídeo del poema de Juan Les Pins del 3 de abril de 1936, la artista recita el texto con superposiciones de fragmentos de su cuerpo. Por otro lado, en su interpretación visual del poema del 2 de agosto de 1940, Callejas usa la sinestesia entre el texto y la luz: la voz y la luz actúan al unísono y dibujan hermosas imágenes.
Doctorado Picasso: «La mujer en la poesía de Picasso»:
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