Lola Ruiz Picasso (1884-1958), hermana del pintor, es la gran protagonista de otoño e invierno de 2021-2022 en el Museu, con una exposición que reivindica su figura. La muestra enmarca a Lola en el contexto familiar del artista pero remarca asimismo aspectos como el hecho de que ella misma también pintase y sobre todo su papel fundamental como «guardiana del tesoro» de la obras que Picasso dejó en Barcelona, y que acabarían siendo el grueso de la donación de casi un millar de piezas que el pintor donó al Museu en 1970.
Es en el marco de las actividades en torno a la exposición sobre Lola que se ha organizado la tercera edición del Doctorado Picasso, con seis sesiones entre noviembre de 2021 y febrero de 2022, que bajo el título Lecturas ginocéntricas de la obra de Picasso, pretenden iniciar un debate sobre aspectos vitales y creativos de Picasso desde una perspectiva ginocéntrica que focalice la reflexión teniendo en cuenta el valor universal de la mirada de las mujeres y que explique las condiciones vitales de las mujeres y su transformación desde finales del siglo xix hasta mediados del siglo xix, justo la época que abarca los años de vida de Lola. Se trata como dice Jèssica Jaques, codirectora del doctorado junto con Androula Michael, de «poner las mujeres en el centro de la actividad picassiana».
Bajo este punto de vista se quiere ofrecer una nueva visión de la obra picassiana, que es uno de los objetivos del Doctorado Picasso, una iniciativa nacida en el curso 2019-2020, organizada y producida conjuntamente por el Museu, la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y la Université de Picardie Jules Verne de Amiens. De esta manera, el Museu refuerza sus relaciones con el mundo universitario, desde los estudios interdisciplinarios y transversales sobre Picasso y la creatividad contemporánea y se posiciona como centro de referencia internacional sobre el pintor. Se puede acceder a estos estudios con matriculación al doctorado de Filosofía de la UAB pero también es un programa abierto a todo el público de manera gratuita a través del canal de YouTube del Museu.
Moderada por Jèssica Jaques (UAB), la sesión inaugural de la tercera edición, Las mujeres en tiempos de Lola, del día 18 de noviembre, contextualizó la época de Lola Ruiz Picasso en función de la situación de las mujeres de su época con la participación de dos ponientes: Mary Nash y Danièle Giraudy. Después de las presentaciones de rigor, que contaron con el agradecimiento de Miquel Molins, director de la Fundación Banc Sabadell, que participa en el proyecto, la comisaria de la muestra sobre Lola, Malèn Gual, presentó la exposición y el catálogo que la acompaña como introducción a la sesión.
Mary Nash, catedrática emérita de la Universitat de Barcelona, especialista en historia de las mujeres y pionera de los estudios sobre mujeres y género del Estado español, llevó a cabo un repaso de su ponencia de los arquetipos de mujer que existen en la época que le tocó vivir a Lola. Al principio de su vida, Lola se encontró con el arquetipo dominante de la «perfecta casada, ángel del hogar», centro del ideario de la domesticidad. Es un modelo que se justificaba a través de la naturaleza, la ciencia y la religión y que era muy difícil de transgredir. Un ejemplo es el hecho que Lola abandonase la escuela de muy joven. A partir de los años 10 y 20 del siglo xx, aparece «la nueva mujer moderna », un modelo —sin embargo minoritario— que es la chica independiente, de cuerpo delgado, elegante y sofisticada pero que, por otro lado, en Cataluña no cuajó porque las feministas de esa época eran más bien mujeres burguesas que buscaban la reforma social a través de la igualdad de derechos de las mujeres. Nash puso algunos ejemplos: las escritoras y periodistas Carmen de Burgos , Dolors Monserdà y Carme Karr, la pedagoga Francesca Bonnemaison o la pintora Lluïsa Vidal.
El tercer arquetipo corresponde a las ciudadanas del período de la II República que fueron activistas en la lucha por la igualdad como la escritora, periodista y viajera Aurora Bertrana, y la abogada y política Clara Campoamor, figura fundamental en el logro del voto femenino en España. Durante la Guerra Civil, en el frente y la retaguardia de la contienda, había muchas mujeres que combatían, desde las políticas —como Frederica Montseny, la primera mujer ministra en España— y milicianas hasta madres combatientes o mujeres que trabajaban en la retaguardia. Por último, después de la Guerra Civil, durante los últimos años de la vida de Lola Ruiz Picasso, el franquismo hace retornar el arquetipo de la mujer «reina del hogar y perfecta casada», que adjudicaba a las mujeres el único papel de madres reproductoras.
La intervención de la segunda poniente de la sesión, la exdirectora del Museu Picasso de Antibes y comisaria y autora de libros sobre Picasso, Danièle Giraudy, se centró en la figura de Françoise Gilot, sexta mujer de Picasso entre los años 1943 y 1953 y madre de sus hijos Claude y Paloma. Gilot conoció al pintor cuando tenía 21 años y él 61. Ella tenía clara su vocación de pintora ya desde pequeña y no ha abandonado esta idea en ningún momento de su larga vida que ya ha llegado a los 100 años. Al contrario de otras mujeres de Picasso, «Gilot siempre ha dirigido su vida con ambición» y siempre se ha sentido más pintora que madre. La pintura es su razón de ser y tiene la energía de haber creado su propia obra». Aún así, su obra no ha sido suficientemente reconocida, porque, según Giraudy, «tuvo la osadía dejar a Picasso», lo que ha pagado durante muchos con el ostracismo, sobre todo cuando Gilot escribió su libro sobre la relación con el pintor a principios de los años 60.
En este punto, la sesión tuvo una invitada de excepción, una gran conocedora de la obra de Gilot y amiga suya, Annie Maillis, que ha comisariado dos exposiciones sobre la artista y la autora así como un documental sobre ella de la cadena Arte. Maillis también es de la opinión que Gilot ha sido «víctima de una gran injusticia» como pintora. «Su marca ha sido sin duda la reivindicación de su libertad, a pesar de que su vida ha estado marcada por las rupturas; con su padre, que no quería que fuese artista, y con Picasso, porque ella nunca se prestó a los juegos del pintor». Por ello, el arquetipo que corresponde a Gilot es la de «la mujer creadora, no es una niña que sucumbe a un depredador», añadió Danièle Giraudy. Según Mary Nash, este arquetipo que representa a Gilot de «mujer inteligente, fuerte y empoderada tampoco tiene las puertas abiertas porque al final la libertad total para las mujeres no existe».
Doctorat Picasso: «Las mujeres en tiempo de Lola»
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