Habitantes del Museu: María Picasso López, la madre de un genio

Casi siempre de perfil, cosiendo o leyendo. De esta manera es como el joven Picasso acostumbraba a dibujar y a pintar a su madre, María Picasso López (1855-1938), un personaje del núcleo familiar que siempre ha pasado muy inadvertido. En cambio, la verdad es que la huella que dejó la madre en el artista fue clave, dado que doña María tuvo siempre fe ciega en el talento de su hijo. La relación entre madre e hijo fue excelente. No podemos olvidar que Picasso termina firmando sus obras con el apellido materno y le da, de esta manera, fama en todo el planeta.

De hecho, el Museu tiene que agradecer mucho a María Picasso. Si no fuese por su afán de guardar los dibujos y pinturas de su hijo de la infancia y la adolescencia, el Museu no contaría con una colección tan importante sobre los inicios del artista. Doña María aparece representada casi en una trentena de obras del fondo; una gran parte en carnets y obras sobre papel, y alguna de ellas muy emblemática y prueba del gran talento del joven como es La madre del artista, un retrato precioso al pastel ejecutado cuando Picasso contaba con tan solo quince años.

Pablo Picasso. La mare de l'artistaPablo Picasso. La madre del artista. Barcelona, 1896. Pastel sobre papel. 49,8 x 39 cm. Museu Picasso, Barcelona. Donació Pablo Picasso, 1970. MPB 110.016

 

María Picasso siempre tuvo un semblante de matrona andaluza, de mujer de carácter, pero, tal y como les pasaría a la mayor parte de las mujeres de aquella época, quedó relegada a la órbita doméstica. Había nacido en el seno de una familia de origen italiano por línea paterna; su abuelo había emigrado desde Génova a principios del siglo xix. Del padre, Francisco Picasso, se dice que se formó en Inglaterra, y que tras establecerse de nuevo en Málaga y casado con cuatro hijas, se fue a hacer las Américas como administrador de aduanas en La Habana. En el camino de vuelta a casa, ya para jubilarse, Francisco murió a causa de la fiebre amarilla. María, se crió así con una madre sola con cuatro hijas y un padre ausente, y no demasiado dinero. José Ruiz Blasco, que provenía de una familia mejor situada y era diecisiete años mayor que María, había medio cortejado antes a una prima de la muchacha, pero finalmente fue ella, María, la elegida.

María Picasso, siempre enfrascada en las tareas del hogar, fue el puntal emocional y práctico de la familia. Como también lo fue su hermana Lola, doña María se convierte en el modelo femenino de Picasso niño y la dibuja, normalmente, de busto para arriba. En la adolescencia, cuando el muchacho ya tiene acceso a otras modelos femeninas fuera del hogar, la figura de la madre prácticamente desaparece de su obra.

Picasso, Pablo. La mare de l'artista, cosintPablo Picasso. La madre del artista, cosiendo. Barcelona, 1896-1897. Dibuix. Llapis Conté sobre paper. 10,5 x 7,4 cm. Ingrés donació, Pablo Picasso, 2-1970. MPB111049

 

Consciente —como lo era su marido— de que el muchacho llegaría lejos, María Picasso siempre animó al joven a seguir con su carrera artística. Por ejemplo en una ocasión, se dice que María convenció al tío Salvador, hermano de José Ruiz, de dar el dinero necesario para que el joven pintor lograra zafarse del servicio militar. Cuando José Ruiz murió en 1913, María se fue a vivir con su hija Lola, casada con el neurólogo Juan Vilató, y la ayudó a criar a los siete hijos fruto de aquel matrimonio.

La mare de l'artistaPablo Picasso. La madre del artista. Corunya, la, 1894-1895. Dibuix. Llapis grafit sobre paper. 12,5 x 18,5 cm. Ingrés donació, Pablo Picasso, 2-1970. MPB111496R

Cuando Picasso se estableció de forma definitiva en París, la relación con su madre no se interrumpe sino que continua, bien a través de cartas o de visitas. Una fotografía en la azotea de la casa de la calle La Mercè documenta la reunión familiar durante la visita de Picasso a Barcelona en 1917 —su última estancia larga en la ciudad—, con motivo de la actuación de los Ballets Rusos de Diáguilev. En esos momentos Olga Khokhlova comenzaba su relación con Picasso. Doña María, que conocía muy bien el carácter de su hijo, parece ser que aconsejó a la bailarina que no se casara con Picasso. A su hijo le aconsejó de igual manera. A pesar de ello, la pareja no hizo caso omiso y se casaron al año siguiente.

El contacto entre madre e hijo prosiguió. En 1923 durante una visita a París, Picasso pinta de nuevo a su madre, otra vez de perfil pero con el pelo cano. María Picasso murió en enero de 1938, justo al final de la Guerra Civil, hecho que impidió que Picasso pudiese asistir al entierro.

 

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