Josep Rocarol, el escenógrafo que salvó el Monasterio de Pedralbes

En octubre de 1902 Picasso y su amigo Josep Rocarol i Faura tomaron el tren de Barcelona a París. Estaban contentos porque acaban de librarse del servicio militar, gracias a que sus familiares habían pagado una cantidad de dinero para redimirlos. Para Picasso este sería su tercer viaje a París. Mucha ilusión pero con poco dinero en el bolsillo: Rocarol, 35 pesetas; Picasso, demasiado confiado en que las cosas irían bien, ni un céntimo. Tan pronto llegaron a París se alojaron en un hotel barato de Montparnasse. Pagaba Rocarol, claro, y quizás por eso a Picaso le tocó dormir en el suelo. A pesar de ello, muy pronto y por razones que se desconocen, los dos amigos se separaron. Según parece después de este viaje, Rocarol y Picasso no tuvieron más contacto.

Josep Rocarol
Pablo Picasso. Josep Rocarol i Faura. Lloc execució: Barcelona, 1900. Tinta a ploma i a pinzell i aquarel·la sobre paper. Museu Picasso, Barcelona. MPB 110435 . Donació Pablo Picasso 1970

¿Pero quién era Rocarol? Medio año más joven que Picasso y nacido en Barcelona, se había formado como dibujante y había aprendido escenografía; oficio que más tarde se convertiría en su actividad principal. No se sabe bien dónde conoció a Picasso pero es probable que en la cervecería Quatre Gats, dado que Rocarol es uno de los personajes que el pintor retrata en su galería de artistas que frecuentaban el local. Rocarol también aparece en el grupo que Picasso dibuja en el icónico anuncio de la cervecería con el lema «Es serveix beguda y menjar a totes hores». Lo que está claro que formó parte del círculo más íntimo de Picasso durante un tiempo hasta el punto que en 1902 compartieron el taller de la calle Nou de la Rambla. «Nos llamaban los modernistas y solíamos llevar grandes chalinas, sombreros de ala ancha y bastón, sobre todo los jóvenes, ¡Ah! Y el pelo largo», recordaba Rocarol en sus memorias.

Interior dels Quatre Gats
Ricard Opisso. Interior dels Quatre Gats, 1900. Carbonet, tinta i llapis sobre paper. 41,9 × 49,1 cm. Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona. AHCB18162

No cabe duda de que 1902 fue un año crucial en la relación entre los dos amigos. Con Àngel Fernández de Soto y Jaume Sabartés, Rocarol también fue uno de los compañeros de Picasso que cuando murió Jacint Verdaguer fueron andando hasta Vil·la Joana para ver salir el féretro del poeta y echarle encima flores silvestres que habían ido recogiendo por el camino.

 Santiago Rusiñol caracteritzat com a El cavaller de la mà al pit de El Greco, Josep   i Faura i altres croquis
Pablo Picasso. Santiago Rusiñol caracteritzat com a El cavaller de la mà al pit de El Greco, Josep  Rocarol i Faura i altres croquis. Barcelona, 1899-1900. Tinta sèpia, tinta xinesa, aiguada i llapis grafit sobre paper amb filigrana. 23 x 33,4 cm (irregular). Donació Pablo Picasso, 1970. MPB 110.683

Cuando Rocarol regresó a Barcelona empezó a trabajar haciendo un poco de todo; diseñando desde las figuras para bordados hasta las etiquetas para los frascos de perfumería. No fue hasta el año 1912 que Rocarol debutó como escenógrafo en la obra La Sagrada Familia, de Avel·lí Artís, y este oficio se convirtió en su actividad principal en teatros como el Goya el Español o el Romea, aunque nunca abandonó la pintura. Gran defensor del teatro catalán, Rocarol también proyectó la decoración, muebles y esgrafiados del Centre de Lectura de Reus.

Durante la Segunda República, Rocarol ocupó cargos de la Generalitat relacionados con el patrimonio, como el de conservador del Monasterio de Pedralbes. Y es allí donde en los primeros días de la Guerra Civil, impidió que los incontrolados quemaran el monasterio y las pinturas góticas de Ferrer Bassa. Con la complicidad de Mossos d’Esquadra, él mismo provocó una hoguera en el exterior del recinto que disuadió a los anticlericales.

A pesar de ello, Rocarol fue represaliado por el régimen franquista y en diciembre de 1939 ingresó como prisionero político en las brigadas de trabajo forzado del campo penitenciario de Belchite. Rocarol se dedicó a dibujar arquitecturas, paisajes e interiores de los pueblos por los que iba pasando con las brigadas en cuatro cuadernos, que terminaron convirtiéndose en documentos históricos y etnográficos de primer orden de esa zona de Aragón. Cuando fue liberado, Rocarol le regaló los dibujos al teniente coronel Roque Adrada, la familia del cual los donó a la Universidad de Zaragoza en 2015.

Rocarol, que murió en 1961, definió así su filosofía de vida en sus memorias: «No he sentido nunca envidias ni odios contra los que me han superado. He sido un pintor modesto».

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