Para la sesión de este mes de abril del Club de Lectura, nos hemos arriesgado con un libro maravilloso, pero exigente: La Femme visible, de Salvador Dalí, en la magnífica edición de Vicente Santamaría de Mingo. Exigente, decimos, porque La Femme visible recoge la serie de textos programáticos que Dalí publica en 1930 y que suponen su carta de presentación ante los surrealistas de París.

Tal como nos cuenta en Vicente en la sesión, el libro de Dalí es un libro escrito desde el surrealismo para surrealistas, lo que explica el esfuerzo suplementario de acercamiento que el texto pide y que el cuerpo de notas y de textos que acompañan el volumen de Dalí cumplen de forma ejemplar.
El libro de Dalí es una pequeña joya, por varias razones: es una puerta de entrada privilegiada a la obra de Dalí ya la confección teórica de su método ‘paranoico-crítico’. Supone una contrafigura al personaje de Dalí (sobre todo, en el tardío) en la medida que nos permite descubrir como un teórico de altos vuelos, al nivel de un Breton o de un Éluard, capaz de citar con una competencia admirable la teoría de la relatividad de Einstein, el bergsonismo (de quien se aleja definitivamente en estos textos) y el psicoanálisis freudiano. Es, a la vez, un gesto deliberado y interesantísimo de toma de posición, como hemos dicho, ante los surrealistas de París y uno de los primeros actos de autodefinición madura de Dalí. Finalmente, es un libro-objeto interesantísimo, que juega con varios elementos materiales del libro para desplegar lo que propone teórica y poéticamente. Que la edición se haya propuesto recuperar los rasgos principales de este diseño (la cubierta roja, el juego de reflejos que propone con la fotografía de Gala que abre el texto, etc.) es otro de los aciertos indiscutibles de la edición. La traducción espléndida de Enrique Cassasses es otra.
La conversación con Vicent Santamaria nos ayuda a repasar la historia de la publicación de las dos ediciones y a perfilar un poco más un personaje riquísimo, poliédrico, capaz de suscitar angustias y fascinaciones intensas. Se diría que la obra de Dalí sobrevive al tiempo, pero nos damos cuenta enseguida que sí, pero que no es suficiente. Necesita reediciones. Hay que hacerla circular. Hay que ponerla en manos de los que quieran leerla y pensarla. Quizás este sea el acierto definitivo de la edición: la de la posibilidad.
En la próxima y última sesión de la temporada, que tendrá lugar el jueves 14 de mayo, hablaremos de El verano del amor de Toni Orensanz con el propio autor.
Borja Bagunyà
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