Este pasado mes de junio entregamos los premios a los ganadores del concurso de relatos cortos «Picasso en LletrA» organizado conjuntamente con la UOC. A continuación os mostramos los relatos ganadores:
El Paseo de Colón
El Paseo de Colón. Pablo Picasso. Barcelona, 1917. Óleo sobre madera. MPB 110.028
8-11 cast: Isabel Molina
“Desde mi balcón,
dónde señala Colón?
Al mar oeste.”
12-18 cat: Dumitru Alexandru Florian
El Paseo de Colón
Las olas del mar golpeaban contra las piedras. El sol calentaba las alas de los pájaros. Los árboles eran verdes como el césped. El viento estaba moviendo las ramas de los árboles. La brisa del viento tocaba las hojas. Se siente la brisa del mar y los pájaros cantan. El sol calienta el agua. El mar parece infinito, el mar siempre azul. El cielo refleja el brillo sin fin. Las nubes parecen pasteles. La estatua de Colón señala América con el dedo.
12-18 cast: José María Basauli
El faro invisible
Me levanté una mañana más de verano; hacía un calor espantoso, no podía seguir durmiendo. Salí de la cama y me acerque al balcón para refrescarme un poco. Una vez más pude ver la magnífica estatua de Colón, solemne e imponente. Mirar esa estatua me hizo reflexionar sobre toda mi vida, sobre todo lo que me queda por ver, sobre todo el mundo que se oculta más allá de su figura.
Yo nunca había salido de Barcelona, salvo contadas veces que visité poblaciones vecinas, y mira que me gustaba viajar, pero mi salario no me lo permitía, aunque si hubiera tenido la posibilidad habría viajado por todos los rincones del mundo, y no existiría lugar en este planeta que yo no hubiera visitado. Me conocería todas las culturas, países y ciudades del mundo. Pero lo único que me consolaba de ese sueño imposible era mirar la estatua que me invitaba a viajar y pensar en todo lo que un día podría llegar a ver.
Ya desde niño envidié a Colón, yo siempre había querido coger un barco y zarpar mar adentro y perderme en las grandes inmensidades del océano buscando un nuevo mundo en el cual hacer una vida diferente lejos de la que me tiene atrapado aquí, lejos de la monotonía del día a día. Y sobre todo descubrir un lugar en el que encontrar esa tranquilidad que todo el mundo busca pero que muy pocos encuentran.
Una vez más esa inmensa estatua, y el mar a lo lejos, me permitían embarcarme en mis sueños. Volví a la cama, cerré los ojos y me dejé llevar.
+ 18 cast: Jesús Sánchez
Un mundo nuevo
Cuentan que Colón, ya retirado, solía disfrazarse de estatua de bronce y posaba para los artistas. Y cuentan que en agosto de 1917, soportando una extrema canícula, el almirante se vistió con sus mejores galas: soñó que quedaría retratado eternamente por aquel particular cliente del Hotel Ranzini. El ojo clínico de Pablo Picasso, desde la ventana al mar, no dudó en hechizar desde el primer momento a Cristóbal Colón. Éste sostenía en alto el dedo que señalaba hacia un mar de colores. Y el pintor, que con cada pincelada encontraba la llave secreta que le abría las puertas a nuevas dimensiones, devoraba óleos e inventaba geometrías imposibles. Nada ni nadie les detuvo. Ni siquiera los ensordecedores disparos de pistoleros a sueldo. Ni tampoco el jaleo provocado por los obreros en huelga les perturbó.
Ajeno a las barricadas anarquistas del Raval, Picasso fue atrapando a Colón. Primero, entre colores y matices, que de puros, hacían resplandecer toda la ciudad. Luego lo hipnotizó con un doble y redoble de balcón. Después, plegando la barandilla como un muñequito de papel. Y finalmente, dejó para huéspedes futuros, unas persianas desobedientes y fuera de sí.
Desde entonces, Colón navega entre dos mundos. O eso cuentan.
Lola, la hermana del artista, al estudio de la Riera de Sant Joan
Lola, hermana del artista, en el estudio de Riera de Sant Joan. Pablo Picasso. 1900. Óleo sobre lienzo. MPB 110.054
12-18 cat: Eva Alcalde
Lola, la hermana del artista
Mujer vestida de blanco mirando hacia la ventana de la habitación sin consuelo alguno. Las lágrimas se apoderan de ella y no permiten que una sonrisa salga de la boca. La gran mancha azul se va oscureciendo cada vez más, dejando pequeñas gotas en el aire. No es dueña de su alegría, no puede controlar los sentimientos y cada vez son más fuertes. La mujer, desconsolada, coge un pañuelo, quitándose las lágrimas que aún se derraman por las mejillas. Cierra los ojos, pensando que nada de lo que ha pasado es verdad, que podría volver a atrás. Desde su sueño podría tocar el cielo, pero en el suelo nada es igual. El pintor dibujando su precioso vestido blanco pero su hermana le dice que la dibuje sin rostro, sin ningún sentimiento ni alma, ella no quiere que eso pase ni tampoco pasará el día que vuelva a sonreír. El Sol ya parece que ríe, que se despierta para que el día vuelva a ser feliz pero la mujer sigue igual, y no dejará que nada le haga cambiar de opinión.
Retrato de Benedetta Bianco (Sra. Canals)
Retrato de Benedetta Bianco (Sra. Canals). Pablo Picasso. París, 1905. Óleo y carboncillo sobre lienzo. MPB 4.266
+ 18 cat: Adrià Roses
Usted que me mira con esa mala folla, averiguando en mi rostro las pinceladas de la desesperación y la culpa. Entiendo que no me quiera a su lado, entiendo la mirada, pero usted sabe de dónde vengo. Desde su magnificencia no puede entenderse cómo de desdibujada está mi alma carente de fuerzas y bondades. Sé que quizá no sea digno de reflejarme nunca en usted, no espero que pueda alejar el frío que en mí corre. Ahórrese de ofrecerme el manto de encaje, que no me guardará. Estoy caminando por allí donde sus ojos me dicen que usted ya ha estado, por el camino de la soledad en compañía, los corazones rotos, de la felicidad pasada. Soy una imagen inspirada en el cansancio de sus ojos, soy hijo de la historia rota, de la palabra vana.
Quiero salir de aquí, reencontrar la idea, el concepto de vivir. Enséñame cómo lo hizo, muéstreme cómo reducirlo todo a unos amables ojos cansados, necesito saber cómo ser eterno sin dejar de ser el individuo primero.
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