El Museu Picasso hace cincuenta años, por este motivo queremos dedicar en el blog una serie de artículos que conmemoren esta efeméride y que acerquen la trayectoria del Museo al ciudadano. Fueron muchas las personas que trabajaron juntas y a contracorriente para hacer realidad el sueño de abrir un museo dedicado al artista en Barcelona, ciudad a la que Picasso se sentía estrechamente vinculado. Y también son muchas las anécdotas que han ido construyendo este relato. A través de estas personas y de estas anécdotas, queremos narrar nuestra historia.
Empezaremos esta serie hablando de una de las figuras clave en el proceso de formación del Museo: Jaume Sabartés (Barcelona, 1881 – París, 1968), secretario personal y gran amigo y confidente de Picasso.
Picasso y Sabartés
A finales de los años cincuenta, Sabartés residía en París y vino a Barcelona con la idea de empezar a mover los hilos para hacer un último homenaje a su amigo. En 1962 dio a la ciudad el legado de obras que poseía del artista y una parte de su fondo personal. Sólo un año más tarde, el 9 de marzo de 1963, se inauguraba el Museu Picasso de Barcelona.
En el marco de investigación de documentos que ayuden a entender a Picasso y su contexto artístico, el Museu Picasso adquirió, en 2009, una parte del fondo personal de Jaume Sabartés (producida entre los años cuarenta y finales de los sesenta) que había ido a parar a manos privadas. Una verdadera joya que el Centro de Conocimiento e Investigación del Museo está trabajando para garantizar su conservación definitiva y favorecer su accesibilidad. Los procesos de tratamiento de archivo, documentación y preservación que se están aplicando son los normalizados, pero no quisiera alargarme aquí con explicaciones demasiado técnicas, lo que de verdad me gustaría es hablar de las impresiones que me han desvelado el trabajo del Fondo Jaume Sabartés.
Jaume Sabartés. c.1961
Desconozco exactamente por cuántas y por qué manos pasó esta documentación desde la muerte de Sabartés en 1968 hasta que entró en el Museo, pero, al comprobar el orden en que se encontraba al llegar a mis manos, resultó muy obvio que la estructura inicial, aquella que se crea de forma natural como consecuencia de la actividad de quien la genera, había desaparecido en buena medida. Esto me obligó a adentrarme más en los papeles de Sabartés, en su actividad y, de rebote, en su vida. Empecé así a conocer su manera de hacer y de pensar, y fui reconstruyendo la relación que le unió a Picasso. Abrir su agenda de teléfonos por cualquier página significaba encontrar personajes de la talla de Éluard, Gaspar, Vidal Ventosa, Leiris, Braque… quería decir saber qué nivel de relaciones mantenía Sabartés, una constatación que también se desprende de los cientos de libros de su biblioteca dedicados por autores como Miró, Kahnweiler, Penrose o Cassou. Hojear las libretas de anotaciones donde lo contabilizaba todo hasta el más mínimo detalle me mostraba una persona cuidadosa, precavida y que no nadaba precisamente en la abundancia. Leer la ingente cantidad de gestiones que tuvo que hacer para publicar algunos de sus escritos, y captar el tono que gastaba, me hizo ver cómo le costó que estos textos salieran a la luz, la mayoría, a pesar de ser escritos en castellano, se publicaron en el extranjero.
Visita de Jaume Sabartés al Palacio Berenguer d’Aguilar. 15 de octubre de 1963
Podría seguir hablando de muchas otras impresiones, pero lo que de verdad me impactó es la dedicación de Sabartés a Picasso. La mayor parte de la documentación del fondo gira en torno a la figura de Picasso. Es especialmente interesante percibir la relación entre ambos personajes a través de las más de quinientas fotografías que forman parte del fondo. Al leer estas imágenes, y casi sin darte cuenta, vas pasando de la vida de Sabartés a la de Picasso, unas fotografías que destilan, quizás más que ningún otro documento, la complicidad entre los dos amigos y explican, del mismo modo, la vida de uno y la del otro. Sabartés, en la biografía Picasso. Retratos y Recuerdos, recordaba como un momento decisivo de su vida cuando, el 12 de noviembre de 1935, volvió al lado de Picasso: “A partir de ese día mi vida hace su curso en el cauce de la suya, sin preguntarme cuánto ha de durar esta ilusión: porque nos hemos propuesto eternizarla.”
Josep Selva, Miquel Gaspar, Jaume Sabartés y Joan Gaspar en la casa de Sabartés en París, durante la preparación del inventario de la donación. 23 de junio de 1962. Fotografia de Euro Civis
Esta parte del Fondo Jaume Sabartés explica unos años de su vida profesional, pero también del ámbito privado, porque la dedicación de Sabartés a Picasso, por algún motivo que desconozco, llega al tuétano de su propia vida.
Sílvia Domènech
Conocimiento e Investigación
Actividades:
«Visita Jaume Sabartés»
mayo 7, 2013
Estoy llevando a cabo un ensayo sobre «El Guernica» que me parece interesante ya que, paso a paso, llego a conclusiones totalmente nuevas. Si tienen curiosidad
http://elguernicaymadrid.blogspot.com
mayo 9, 2013
Gracias Arturo por tu aportación, lo tendremos en cuenta!