Retos digitales (para el patrimonio, para el sector cultural)

¿Estamos las organizaciones adaptándonos bien al entorno digital? Sin duda se ha avanzado mucho y hay iniciativas exitosas y esfuerzos notables hacia cómo vivir -¿sobrevivir? – en el nuevo escenario. ¿Lo hacemos suficientemente? ¿Lo hacemos suficientemente bien?

Usuarios digitales. Nueva York. Foto: Conxa Rodà

Aún hirviendome la cabeza de las muchas ideas y conversaciones en las Jornadas Paradigmas de Futuro para realimentar la acción cultural en la UB, compartiré aquí algunas de las que expuse en la mesa redonda «El reto digital» que tuve el honor de compartir con Dolors Reig, Rafa Millán y Jaron Rowan.

Ya sabemos que la Cultura Digital es muy nueva, que tenemos aún poco recorrido y, además, es cambiante y todo va muy rápido. No es de extrañar pues que haya desconcierto, miedo al cambio, no pocas incógnitas y un cierto caos creativo. Ante las posibilidades ubicuas de aprendizaje continuo, participativo, digital, ¿cómo estamos posicionados los museos, los centros culturales?

A la transformación de hábitos de creación y consumo culturales, las organizaciones debemos responder con una oferta a la altura de las expectativas. En líneas generales tenemos varios frentes y retos. Menciono algunos, no en orden de importancia ni de ejecución, porque  creo que deberíamos ir progresando en todos simultáneamente.

digitalización (todavía): se ha digitalizado mucho, numerosas bibliotecas y museos han hecho un gran esfuerzo de digitalización y de poner sus fondos a disposición del público, pero queda todavía mucho por hacer. Mucha documentación y muchas piezas no están digitalizadas. Debemos ofrecer más contenido y más calidad.

formación: hay que ponerse urgentemente al día en los usos y las tendencias sociales digitales. Los usuarios cada vez más activos y participativos, una tecnología y conectividad ubicuas que hacen que el entorno digital sea el día a día habitual, todo esto hace que tengamos que saber utilizar las nuevas formas de acceder, compartir y construir información y conocimiento. Lo importante no son las plataformas, las herramientas, que podrán ir cambiando, lo esencial es la accesibilidad y la mentalidad del compartir.

uso extensivo de redes sociales y dispositivos móviles: las organizaciones tenemos que saber sacar todo el partido. No por moda, sino por tendencia, una tendencia que irá a más y ya no tiene vuelta atrás. Para estar allí donde están los usuarios -no sólo los jóvenes-, para aproximarnos al público, para utilizar los instrumentos de uso ya corriente para extender el conocimiento y favorecer la creatividad.

Smartphones en todo momento | Las obras destacadas de la colección en el móvil. Museu Picasso

pérdida del miedo: miedo por desconocimiento, miedo a la pérdida de control y a la banalización. Necesitamos conocer, escuchar y conversar. Controlar no, monitorizar sí. Y es cierto que puede haber mucha trivialidad y mucho reenvío de contenidos de otros, pero también lo es que hay mucha sustancia si se quiere ver, si se discrimina bien a quién seguir -twitter-, qué leer -blogs-, qué ver -flickr, youtube-…

cambio organizacional: toda esta revolución digital y social supone un cambio importante. Debemos planificar procesos y vencer resistencias. De ser los museos, las bibliotecas los «poseedores» del conocimiento y la voz de la autoridad, a compartir y conversar «de igual a igual», a dar voz directa con el público a toda la organización supone un vuelco que requiere su tiempo de asimilación y adaptación.

– entrar en la filosofía Open (Open data, cultura libre): el conocimiento cuanto más se comparte más se enriquece. Liberar datos, documentos, imágenes revierte en un enriquecimiento que beneficia a todos. Excelentes ejemplos los tenemos en Europeana que pone los datos a disposición de los «hackers» culturales para que desarrollen aplicaciones que aproximen sus 20 millones de objetos al público, y en Wikipedia, de la que ya hemos hablado a menudo. Hay que incentivar la publicación de contenidos en Creative Commons, que no significa renunciar a la autoría, y que permite graduar la liberación que queramos hacer. En el caso de los centros culturales públicos, financiados con dinero público, creo que es no sólo una consecuencia lógica, sino una obligación hacer que los datos -cartográficos, de colecciones, estadísticas, etc.- sean también de dominio público.

actualización leyes copyright: con un enfoque de la era pre-digital, han quedado obsoletas y ya es urgente proceder a una revisión y adaptación a la realidad actual. Liberar contenidos no es sólo cuestión de generosidad o altruismo, también puede ser un buen negocio. Existen ejemplos muy interesantes de creadores que paralelamente a editar sus discos o su libro, los han ofrecido gratuitamente en la red y eso les ha supuesto un incremento de las ventas. Es el caso de Roger Subirana en Jammendo, que podéis encontrar en el documento The Power of Open: «aunque pueda parecer una contradicción, tener la música bajo licencia de Creative Commons ha hecho mi música más del mercado, comercial y conocida».

más contenidos y de mayor calidad: tenemos que producir más y mejor. La tecnología ha ido mucho más rápido que el sector cultural y tenemos mucho camino por recorrer. Unos cuantos apuntes de lo que, a mi entender, convendría:

  • contenidos pensados ??específicamente para la red (no sólo adaptados)
  • mayor integración online / in situ (para reforzar la interpretación, el discurso museográfico)
  • mayor interactividad (webs y materiales todavía muy planos)
  • más multicanalidad, multiplataforma («transmedia» como dice Dolors Reig)

Galería multimedia. Neues Museum, Berlin. Foto: Conxa Rodà | Audiovisual que muestra procesos de restauración. Galería degli Uffizi, Florencia | Dispositivo interactivo sobre Picasso y el cubismo. Tate Modern, Londres

en redes sociales todavía somos muy emisores, las utilizamos demasiado como panel de anuncios y olvidamos que son espacios de conversación. No de marketing. Si lo hacemos bien, ¡éste será nuestro mejor marketing!

evaluar: la excelencia no puede ir asociada solamente a indicadores cuantitativos. Necesitamos herramientas de análisis de la trayectoria digital.

A modo de síntesis lo podría resumir en la idea de que hace falta una estrategia digital global. Que no sea fragmentada ni de contenidos ni de alcance dentro de la institución.

Se nos viene no poco trabajo, ¿no?

Os dejo con la magnífica presentación que hizo Dolors Reig y para no alargarme más, os dejo también el enlace a la recopilación de tweets de la sesión que se podía seguir vía #repensarcultura. Desde aquí agradezco a los tuiteros que recogieron lo que decíamos desde la mesa @dreig, @rafamillan, @sirjaron y servidora, @innova2, así como a todos los participantes y los organizadores.

http://www.tweetdoc.org/View/23017/repensar-la-cultura

Si sois un centro cultural, ¿cómo estáis viviendo el reto digital? Si eres usuario, ¿qué echas todavía en falta?

Enlaces relacionados

Resumen visual de todas las Jornadas

Jornadas paradigmas de Futuro para realimentar la acción cultural

Jornadas UB 2011 en gestión cultural 2011…

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