Pequeño anecdotario del Museu Picasso

«¿Podemos ver la Mona Lisa de Picasso?». «¿No tenéis postales del Guernica en color?». Por insólitas que parezcan, estas son algunas de las preguntas y situaciones curiosas con las que se ha encontrado alguna vez el personal de nuestro museo. En casi 50 años de historia, el Picasso ha acumulado un rico anecdotario. Son hechos a menudo divertidos, a veces sorprendentes y en ocasiones incluso entrañables. Veamos algunos de los más populares entre los empleados de sala del museo.


A pesar de los esfuerzos de difusión y del extenso uso de Internet, todavía hay bastantes visitantes que entran en el Picasso sin saber muy bien qué encontrarán. Una mujer, por ejemplo, presentó una queja formal porque la obra Las Meninas de Diego Velázquez no estaba expuesta en las salas junto a la serie pintada por Picasso. Argumentaba que sin el original le era imposible comparar.

En otra ocasión, un visitante pidió insistentemente dónde estaba la habitación que Picasso había pintado en un cuadro, y que él describía con gran detallismo: había una gran cama cubierta con una manta roja, junto a una mesa y dos sillas situadas debajo de una ventana. El empleado de sala le hizo notar que el cuadro que describía no era de Picasso, sino de Van Gogh. Esta no es la única persona que ha preguntado en qué habitaciones vivía Pablo Picasso, pensando que el museo era la antigua casa del pintor. Otros, aún más despistados, han pedido en alguna ocasión si el señor Picasso estaba aquel día en el museo, ignorando que hace casi cuarenta años que murió.

Sin embargo, en ocasiones los más desorientados no son precisamente los visitantes: hace pocas semanas un guía externo al museo informaba a un grupo sobre el descubrimiento en Francia de una colección de dibujos atribuidos a Picasso. Según él, para autentificarlos se utilizaría el sistema del carbono 14, una elección un poco insólita teniendo en cuenta que este método se utiliza principalmente para calcular la antigüedad de restos arqueológicos y prehistóricos de hasta 60.000 años de antigüedad.

A veces las contribuciones de los visitantes van orientadas a mejorar el museo. Destaca, en este sentido, la de un ornitólogo que pidió con insistencia poder hablar con algún miembro del equipo del Picasso que tuviese potestad para cambiar los títulos de las obras, porque había descubierto un error en la identificación de un pájaro que aparecía representado en una de las piezas de cerámica de la colección.

La ofrenda de Pablo Picasso. París, 1908

Finalmente, cabe destacar que las salas del museo han sido también el escenario de algunas anécdotas entrañables. La más emotiva y sorprendente fue, seguramente, la petición de matrimonio que un chico americano hizo a su novia ante la obra La ofrenda. Ella era una apasionada del arte y de Picasso, y le hacía mucha ilusión poder conocer Barcelona y visitar nuestro museo. Al empezar a preparar el viaje, el chico llegó a la conclusión de que el Museu Picasso era el mejor escenario para declararse. Escogió hacerlo ante La ofrenda seguramente por sus connotaciones amorosas: Picasso pintó la obra para celebrar su reconciliación con su primera compañera, Fernande Olivier, y por eso en la escena aparece una figura masculina ofreciendo un ramo de flores a una mujer semidesnuda. El joven americano enamorado, para asegurarse de que no tendría ningún problema, se puso en contacto con el personal del museo desde Estados Unidos y les pidió ayuda. El equipo del Picasso le asesoró y le dio apoyo logístico en el momento clave, apartando al público del cuadro justo antes de la petición. La respuesta de ella fue un «sí» rotundo, o sea que la pareja volvió prometida y feliz a Estados Unidos.

Estos son sólo algunos de los hechos anecdóticos que se han vivido en el Museu Picasso en los últimos años. Como podéis ver, de historias curiosas tenemos muchas y vivimos de nuevas cada día. Más adelante quizás os expliquemos algunas más.

Martí Casas
En prácticas en el Museu Picasso del máster de Gestión del Patrimonio Cultural de la Universitat de Barcelona

Y vosotros, habéis vivido alguna anécdota en el Museu Picasso o en algún otro centro museístico?

12 Comentarios
  • Monica
    marzo 23, 2011

    Me ha encantado esta entrada, quiero más anécdotas! Y me he tomado la libertad de comentarla en mi blog: http://artandapart.blogspot.com/2011/03/pequenas-cosas-comentar-1-entrega.html

  • Ainoa
    marzo 24, 2011

    boníssim 🙂

  • Santos M. Mateos
    marzo 24, 2011

    Com són els visitants, ehhh, mira que no saber que la Monna Lisa la va fer Daaaaaalí…

  • Museu Picasso
    marzo 25, 2011

    Muchas gracias Monica por citarnos en tu post. ¡Las anécdotas siempre son curiosas! Agraïm també els vostres comentaris Ainoa i Santos M. Mateo 😉

  • Marcela Cougo
    marzo 25, 2011

    Enhorabuena por el articulo. Muy interesante, espero leer mas anecdotas- saludos,

  • Santos M. Mateos
    marzo 25, 2011

    Vinga, ara sense conyes dalinianes.
    Fa anys, una amiga que treballava llavors d’informadora a la Pedrera em va comentar que un dia se li va apropar una visitant de parla anglesa i li va preguntar: The first name of Gaudí is «Espai», really? (per allò que l’espai musealitzat del monument és diu «Espai Gaudí»).
    Del nivell del Guernica en color, oi?

  • Ainoa
    marzo 25, 2011

    Santos M.Mateos jajajjajajaja

  • Cris
    marzo 29, 2011

    a mi un cop em van preguntar on estava la Sangría Familia….

  • Santos M. Mateos
    abril 3, 2011

    Jajaja, en què estaria pensant! De fet Cris, potser havia vist l’interior de la nau principal, una mica estil «sangría»: una mica de vi aquí, una mica de canyella allà…

  • Ester
    junio 2, 2011

    Molt divertit, l’article!
    Doncs deu ser alguna fixació habitual entre turistes, jo vaig estar treballant a la Fundació Tàpies i també era pregunta habitual si el Sr. Tàpies vivia allà mateix…

  • Museu Picasso
    junio 3, 2011

    Gràcies Ester! Sí, el tema de les anècdotes als museus és tot un món… Ens alegrem que t’hagi agradat!

  • Ainoa
    febrero 6, 2012

    boníssim!!!

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