Difusión cultural, participación y nuevas tecnologías

Estas últimas semanas he podido asistir a dos jornadas muy interesantes que ponen de manifiesto la necesidad de repensar los métodos de difusión cultural en la sociedad actual. ¿Qué es arte? ¿qué es comunicación? ¿cómo se difunde la cultura? dónde está el límite y cómo se transmite esta información son las temáticas sobre las que han reflexionado las III Jornadas de Innovación y Difusión Cultural del CCCB y la Tertulia Digital: Aspectos clave para innovar e internacionalizar el sector audiovisual con éxito en Barcelona Activa.

En el CCCB pudimos asistir a unas charlas que, tal y como nos introducía Juan Insua, reflexionan sobre el paradigma de la innovación en el campo cultural que más allá del arte, de la cultura estática, propone una cultura de la participación donde los usuarios interactúan con ésta haciéndola más alcanzable y, por tanto, más cercana a sus intereses e inquietudes. Es muy importante que las instituciones culturales incorporen este rol mediador entre la cultura y sus usuarios para poder democratizarla, hacerla más social y, por tanto, emular las redes culturales ya existentes.

Beryl Graham aplicaba especialmente este concepto a la reformulación del comisariado de las exposiciones. Internet ha cambiado la manera como funcionan ciertos aspectos del museo, especialmente relacionados con la comunicación, de manera que también hay que repensar las formas tradicionales en que los contenidos se presentan ante el público. De esta manera han surgido diversas disciplinas, como por ejemplo el media art, el net art, que más allá de la mera experiencia contemplativa también se proponen interactuar y co-crear con los usuarios para que la experiencia expositiva sea conjunta.

Por otra parte, y contrariamente a lo que muchos pueden pensar, la filosofía no está reñida con la informática ni tampoco ésta con el arte. Joan Soler-Adillon, informático y filósofo, es bien consciente de esto y su exposición profundizaba en el concepto de emergencia relacionada con el arte y la vida artificial. La emergencia, en cierto modo espontánea, es el resultado de las interacciones de las partes que conforman el todo. Como en una colonia de hormigas la suma de las individualidades, las conexiones en red, producen un todo mucho más rico, la interactividad de los diferentes usuarios con los ordenadores como herramienta de creación generan una experiencia participativa única. De este modo, el usuario puede realizar una misma actividad cultural varias veces (como la visita a una exposición) disfrutando cada vez, de una experiencia diferente.

También encontramos otras tecnologías y disciplinas que permiten interactuar con los usuarios y la realidad que les rodea. En este caso me gustaría destacar de la exposición de Roc Parés las que hacen referencia a la realidad virtual, la realidad aumentada y la realidad mixta. Parés nos ofrecía así un repaso a tecnologías audiovisuales quizás menos conocidas o menos aplicadas al mundo de las instituciones culturales, pero que pueden convertirse en un reto de futuro para comunicarse e interactuar con los usuarios. Parés indicaba que hacen falta plataformas de difusión cultural que permitan al usuario entrar en contacto con la información y los contenidos. Plataformas, todas ellas, basadas en tecnologías audiovisuales que generen una audiovisualización del arte, de la ciencia, del conocimiento, de la sociedad.

Wikipedia

En este sentido, la tertulia sobre la internacionalización del sector audiovisual en Barcelona Activa presentaba tres casos muy específicos de empresas inmersas en el audiovisualización de la cultura. Teresa Guitart (Analista estratégica de programación de TV3), Miriam Porté (Productora de «Distinto Films») y Àngela Bosch (Directora del consorcio «Catalán Films & TV») respondían a las preguntas de Víctor Horcasitas (Director «The American Society of Barcelona») sobre la importancia de los nuevos medios digitales para abarcar al público actual, más amplio y a menudo en movimiento. En la tertulia se trataron los conceptos más tradicionales sobre producción, difusión y distribución audiovisual, pero también sobre las oportunidades de innovación que brindan las nuevas tecnologías. De esta manera Teresa Guitart destacaba la importancia de crear contenidos no sólo pensados para la televisión, sino también para Internet y las redes sociales. En esta misma línea, Míriam Porté apuntaba el papel que las nuevas tecnologías tienen en la distribución, como por ejemplo los canales de vídeo de Youtube que permiten un alcance de recepción mucho más amplio que los canales tradicionales. Y Ángela Bosch destacaba que hay que tener en cuenta especialmente el contenido de los productos que se crean aunque el business inicial haya cambiado. Actualmente deben tenerse en cuenta plataformas hasta hace unos años impensables en el mercado de la cultura como ha sido el caso de los videojuegos.

En definitiva, en todos estos casos se pone de manifiesto que el usuario es móvil y puede ser participativo y que para el consumo audiovisual, museístico o cultural en general deben crearse productos adaptados a estas circunstancias. Las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación y todas las herramientas que se derivan de ellas juegan un papel fundamental y deben entenderse no como rivales, sino como vías complementarias a tener en cuenta a la hora de pensar un producto cultural integral.

Cristina Martín

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