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Picasso y Barcelona. 125 años de unión

En setiembre del año que acabamos de dejar atrás se cumplieron 125 años de la llegada de Picasso a Barcelona. 125 años del punto de partida de una relación que se ha ido consolidando con el transcurso de los años y que persiste en la actualidad para prolongarse en el futuro.

A finales de setiembre de 1895, llegó a Barcelona, a bordo del barco de carga Cabo Roca, una familia malagueña, los Ruiz-Picasso, formada por el matrimonio Don José y Doña Maria, y sus dos hijos, Pablo y Lola. Don José, profesor de la Escuela de Bellas Artes da Guarda de A Coruña, había conseguido hacer una permuta con el profesor de gallego Román Navarro Garcia destinado a la Escuela de Bellas Artes de la Llotja de Barcelona, y por ese motivo la familia se trasladó a esa ciudad.

Pablo, que en aquel entonces contaba con catorce años, se matriculó en la misma escuela en la que enseñaba su padre para seguir los estudios académicos de Bellas Artes, iniciados en A Coruña. Quería ser artista. En pocos años pasará de ser un joven aprendiz de artista a entrar a formar parte de la vanguardia artística catalana. En pocos años consolidará un grupo de amigos sólido, y algunos de ellos le acompañarán a lo largo de su vida.

 Port de Barcelona Barcelona, 1895-1896

Pablo Picasso. Port de Barcelona. Barcelona, 1895-1896.Oli sobre fusta. 17,8 x 12,5 cm. Donació, Picasso, Pablo Ruiz, 00/02/1970. MPB110201

Port de Barcelona Barcelona, 1895-1896

Pablo Picasso, Terrat de les Cases d’En Xifré. Barcelona, 1895. Oli sobre fusta. 10 x 15,4 cm. Donació, Pablo Picasso, 1970. MPB 110.172
 

 

De esta manera, Pablo Ruiz Picasso se convirtió en Pablo Picasso, su nombre artístico. Una firma que ya lo acompañó en París, en abril de 1904, donde se instaló para conseguir su meta de convertirse en un artista de referencia. No tardará mucho tiempo en conseguirlo y en liderar la vanguardia artística del momento.

En 1904 concluye una primera etapa de la relación de Picasso con Barcelona; un vínculo que, a pesar de su marcha de la ciudad, nunca llega a interrumpirse. El artista dejó en Barcelona a la familia y a los amigos que le mantendrán siempre informado de todo lo que acontece en la ciudad condal.

En los años 1906, 1909, 1913, 1917... y hasta el 1934, Picasso visitó la ciudad. Cada vez que volvía a Barcelona, además de visitar a la familia, se veía con los amigos con los que compartía las novedades del momento. Y así, año tras año, de manera sostenida, el vínculo con la ciudad se mantuvo hasta llegar a finales de la década de los años cincuenta. En el decurso de esos años, el círculo de amigos de Picasso se fortaleció con la llegada de nuevos amigos que provenían de Barcelona.

A finales de los cincuenta, la relación de Picasso con Barcelona tomó un impulso determinante; se inició entonces una nueva etapa que marcó el futuro de esta unión.

En aquella época, Jaume Sabartés, secretario y amigo incondicional de Picasso, decidió donar su importante colección de obras, que le había ido regalando el mismo artista, a la ciudad de Barcelona. Se trataba de un fondo considerable, que unido a las colecciones de obras del artista que albergaban los museos municipales, hizo vislumbrar la posibilidad de crear un museo monográfico dedicado a Picasso.

Un grupo de personas de la sociedad civil barcelonesa, entre las que se contaban algunos de los grandes amigos del artista, así como profesionales del mismo Ayuntamiento de Barcelona, empezaron a trabajar en la viabilidad del proyecto. La buena acogida de la idea por parte del alcalde de la época, Josep Maria de Porcioles, impulsó a que el tema fuese tratado en el Pleno del Ayuntamiento de Barcelona del día 27 de julio de 1960. En este Pleno se aprobó la creación de un «Museo Picasso» [sic]. El acta del Pleno también especifica su futura ubicación. Se eligió el palacio de origen medieval, Berenguer d’Aguilar, de la calle Montcada; calle emblemática que desemboca ante la iglesia de Santa Maria del Mar y se encuentra cerca de los primeros domicilios de la familia Ruiz-Picasso en Barcelona.

Visita d’obres de Jaume Sabartés durant la rehabilitació del palau Berenguer d’Aguilar Barcelona, c. 1961-1962

Visita d’obres de Jaume Sabartés durant la rehabilitació del palau Berenguer d’Aguilar. Barcelona, c. 1961-1962. Fotografia: autoria desconeguda. Museu Picasso, Barcelona. Fons Jaume Sabartés
El palau Berenguer d’Aguilar durant les obres de rehabilitació Barcelona, c. 1960-1962El palau Berenguer d’Aguilar durant les obres de rehabilitació. Barcelona, c. 1960-1962. Fotografia: autoria desconeguda. Museu Picasso, Barcelona. Fons Jaume Sabartés

El nuevo centro abrió sus puertas el día 9 de marzo de 1963. ¡Picasso ya tenía un museo en Barcelona! Se trataba del primer museo monográfico dedicado al artista, creado con su complicidad. Debido a cuestiones políticas abrió con el nombre de Colección Sabartés. Hay que recordar que Picasso siempre manifestó su oposición a Franco. La crítica reiterada al régimen franquista le valió el rechazo de los acólitos a la dictadura.

Picasso se encargó de ir incrementando las colecciones del museo barcelonés con la donación de 1968, primero, y con la gran donación de 1970, después, entre otras. Dichas donaciones configurarán la personalidad de la institución como el museo más importante del mundo, en cuanto a los periodos de formación del artista, y en uno de los más importantes de obra gráfica del artista, además de ser el único que cobija la única de las grandes series interpretativas que se conserva completa en el museo; la serie de Las Meninas.

La creación del Museu Picasso selló la relación de Picasso con la ciudad y de Barcelona con el artista; un binomio indisoluble que este año cumple 125 años.

 

Claustre Rafart Planas

 

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